Horror Vacui
c.a.
Tres
enormes pájaros negros
se
posan en la cruz del templo.
En
Isla Aucar la antitrinidad anuncia
la
renuncia a todo aquello que pensé como vida.
Denuncio
que mis órganos se enfermaron uno a uno
en
la quimera del éxito.
Sangra
el estómago de ira.
La
espalda se quiebra cargando asuntos.
La
garganta arde con los gritos contenidos.
El
cerebro clama menguar la intuición que recorre el cuerpo.
Me
diseccionaron.
En
el abismo pares de manos se estiran para amarme.
Denme
cobijo de este sol que se escondió.
Encuentra
las fronteras entre mi y el daño externo
que
me ha convertido en barro.
Hallé
la llave de las puertas misteriosas de lo que llaman alma.
Saboree
la pulpa mía.
¿Llenaremos
este vacío del que estoy absorta con los cuerpos amados y olvidados?
Habitaremos
los cuadros con maquillaje de cadáveres.
Usaremos
las cuerdas recogidas de las vigas para hacer puentes desde nuestros ombligos.
La
solemne exequia de llenar el vacío de la muerte con las palabras.
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