Carta al Diario La Bandurria

Estimada directora:

A propósito del asunto con el profesor Robinson Silva y la mafiosa conjura en su contra de los decanos de todas las facultades de la Universidad Austral -excepto filosofía y humanidades-, quisiera compartir con las y los respetables lectores de vuestro medio, algunos comentarios personales.

Lo primero sería recordar los hechos que se mediatizaron hace unos días. El profesor Robinson, director de la carrera de pedagogía en historia de la casa de estudios valdiviana, publicó el día 9 de enero el siguiente mensaje en sus redes virtuales:

"desde la escuela de historia y ciencias sociales de la #uach en #valdivia daremos ingreso inmediato a @vic_chanfreau si así lo decide, la ministra @mcubillossigall no tiene autoridad para negar matrículas #nomáspsu #chanfreau Invito a colegas del #cruch a romper el autoritarismo".

El contexto es el boicot e impugnación generalizada al mecanismo de ingreso universitario, que fue respondido por parte del Estado con una violencia brutal, además de la sanción de la ministra Cubillos contra dirigentes de la ACES para marginarlos del proceso de ingreso a los estudios superiores, y la querella masiva desde el ministerio del interior por Ley de Seguridad Interior del Estado contra estos dirigentes, incluyendo a la también vocera Ayelén Salgado.

Luego de eso, diversos personajes salieron a responder las declaraciones del profesor Silva, partiendo por el mismo Víctor Chanfreau, quien desestimó la oferta del director de Historia. Porque, claro, o entran todos o no entra nadie, si la lucha no es individual.

La rectoría de la Universidad Austral emitió rápidamente una declaración -que no lleva la rúbrica de Oscar Galindo- desautorizando al académico, y tras esa, apareció el comunicado de los decanos de ciencias agrarias, veterinarias, forestales, ciencias a secas, ingeniería, económicas, medicina, arquitectura y artes, y ciencias jurídicas, considerando insuficientes las palabras del rector poeta y pidiendo la cabeza del profesor Silva.

Quienes también emitieron declaraciones, esta vez de solidaridad con Robinson, fueron los estudiantes de la carrera de historia, los que recordaron que la Universidad sí tiene mecanismos excepcionales de ingreso, pero sólo para los distinguidos estudiantes del bachillerato internacional del Instituto Alemán Carlos Anwandter. Finalmente, el sindicato docente de la casa austral de altos estudios desestimó a los decanos, llamando a una solución dialogada y no punitiva, protestando con una pancarta en el edificio Nahmías. También circuló una lamentable declaración de los estudiantes de postgrado, caracterizada por una ambigüedad que ya se quisiera Boric.

Sin conocer en persona al señalado Robinson Silva, y procurando evitar innecesarias digresiones moralistas en torno a las reacciones de su tweet, quisiera invitar a las y los lectores de este olvidado pasquín, a visitar en éste, nuestro órgano de publicación virtual, la entrada a un texto titulado Rodrigo Cisterna o la precariedad del trabajo, escrita por el referido profesor de historia, previo a la polémica que suscitó su publicación. En esta breve nota sobre el obrero forestal asesinado a tiros en 2007, Robinson recuerda el acto que le valió su ejecución: haber montado un cargador frontal contra los vehículos de la policía después de que los propios pacos destruyeran los autos de los trabajadores.

Incluso como una forma de vitalizar su memoria, me parece clave volver a relevar el acto de Rodrigo Cisterna. Pues lo que hizo fue tomar su herramienta de trabajo, con la que diariamente los obreros de la planta de celulosa Horcones de la forestal Arauco remueven la tierra para las plantaciones de monocultivo, y utilizarla con el objetivo de defenderse de la policía. Es decir, a lo que era un dispositivo de explotación y devastación, Rodrigo le dio un uso estratégico de fuerza ofensiva, para pararle la mano a la yuta. ¿Y si en vez de un sólo cargador frontal hubiesen sido decenas de obreros arremetiendo esas máquinas contra la policía?

En el contexto actual de criminalización de todas las formas de protesta, de encarcelamiento masivo a luchadoras y luchadores, de represión estatal desatada e incipiente organización paramilitar para aplacar toda la disidencia a esta dictadura neoliberal, encabezada por el payaso triste de Piñera, propongo reactualizar multitudinariamente el acto de Rodrigo Cisterna, variando el uso de la infraestructura que tenemos a mano, y promoviendo en todos los espacios la discusión sobre la violencia legítima del pueblo contra el terrorismo de Estado, basados en el principio universal de rebelión contra la tiranía.

Paulino Anzaldúa,
estudiante de post-grado.

Frente Fotográfico Sur

Comentarios