Manifiesto de la sospecha


He de presentarles este caso
ante los antecedentes compilados,
las conversaciones de pasillo,
y los mates olvidados.

Buenos días, buenas tardes
al paco inhumano que me lee,
que escogiendo vocación de asesino
merece cuchillos en vez de flores.

No hablaré por las voces,
en cada rincón germinan,
susurraron por miedo,
hasta rugir la rabia y la angustia.

Vivir errante
y huir de lo que conocí por oveja.
Uniformados me abren las piernas en mis sueños.

Niña desobediente,
te arrastran de las mechas,
te meten un rifle en el culo,
te disparan a mansalva,
 te violan medio muerta
y te cuelgan en medio de la nada.

En el intersticio de la tradición
me he fugado a lo inasible de los pactos sociales,
por la traición de venderse,
 a los aparatos de inteligencia
que se mueven por las noches.

¿Dónde pondrán las tierras secas de las papay?
¿Los perdigones que anuncian la eterna noche?
En un nuevo papel magno manchado con sangre
sin detener este macabro experimento.

Y mientras la destrucción me parece más atractiva
a la nueva transición, flashback de los 80’.
Sospecho de esta cueca democrática
como diría la pedra.

Dos trenes absolutistas
 avanzan hacia el punto de fuga
en el que convergen los rieles,        
es en ese punto impropio donde surge el infinito
como posibilidades incalculables de otros mundos.

Ellos hacen sus cosplay de politician,
Baracks Obama de la paz y la democracy,
brotan próceres de la revolución.
Escúchame Pablo Neruda
¿soñaste por las noches con la abandonada Malva Marina?

La punta de la lengua ni murmura la palabra exacta,
en los muros se advierte:
todas las balas se van a devolver
mientras corremos de los disparos por nuestras espaldas.



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