ESCALPELO
las fantasmagorías
nocturnas
vigilan los
nombres del miedo.
Efemérides de
todos los tiempos
viralizan los
prólogos de las ausencias.
Nada es más real
que la pérdida:
desapariciones,
ojos mutilados,
cuerpos que no
vuelven a ser nunca
iguales al día recién
pasado.
La realidad como
escalpelo
corta la humareda
de las barricadas
y a contrapunto
expande la herida
sangrante en la
bandera de Chile.
Muda y de soslayo
perfecciona su tajo,
sigilosa esta
lengua que no pretende
hablar por
ninguna boca muerta.
Eso queda para
los cantos generales,
para quienes
gustan nombrar por los otros,
discursos de subalternidad,
(in)diferencias.
Día tras día la
realidad con cuchillazos,
la lengua-territorio
bifurca la herida.
Las zonas de
retorno intervenidas quirúrgicamente
por la farmacéutica
neoliberal
impiden en sus
clínicas la exposición de injusticias
y callan muy bien
en TVN la sangradera
y todas las armas
que han usado
para T O R T U R
A R.
Pero aquí también
un pueblo se a(r)ma.
No hay calle ni
muralla ni vereda
que guarde un
silencio cómplice.
Les tiembla la
pera a los criminales de estado.
No hay perdón
para esos que ejercen la fuerza
porque las
ausencias que dejaron lastiman
y no hay olvidoen la República triste de Chile,
ya no + memoria
corta.
La historia del
duelo habla incluso
con la lengua C O
R T A D A.
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