POLÍTICA, POLICÍA Y DEMOCRACIA

Lejos de toda banalización consensual, la democracia queda por redescubrirse en toda su violencia simbólica como la paradoja fundadora de la política. Como todo gobierno trabaja para hacer olvidar esta paradoja fundadora, la democracia jamás asegura su existencia, salvo por la acción de esos sujetos políticos que constantemente vuelven a cuestionar la cuenta consensual de las partes de la sociedad y de las partes que pueden repartirse. La política solo existe, […] por la acción suplementaria de esos sujetos que constantemente reconfiguran el espacio común, los objetos que lo pueblan y las descripciones que pueden darse y los posibles que pueden ponerse en acto. La esencia de la política es el disenso, que no es el conflicto de opiniones y de intereses, sino el conflicto de dos mundos sensibles. […] El disenso es el conflicto sobre la configuración del mundo común por el cual un mundo común existe. Su desaparición no puede significar nada más que la desaparición misma de la política, el conflicto desnudo entre el poder “moderno” de la riqueza experta y los poderes “arcaicos” del nacimiento y la filiación.

Rancière

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